La cuenta de la vieja

en

Ahora mismo,
que no puedo escaparme de mí
para irme contigo,
que no puedo dejar que me salves
(aunque tú no quieres)
porque estoy en el barco de Salvamento Marítimo;
ahora
que ya no te busco
porque dejaste de ser tú para ser Cruela
y me pirro por quienes todavía
tienen un lustre de esperanza en la mirada,
un corazón con salidas de emergencia,
una risa que derriba murallas,
una cama que esconde mis lágrimas,
ahora
me doy cuenta de que me equivoqué,
de que quiero equivocarme contigo
hasta que todo encaje.
Quítate las RayBan,
yo te quito el sujetador
y te beso la comisura de la espalda
hasta que todo encaje.

Acuérdate
de que te necesito
porque me necesitas y no lo sabes,
y entonces
te salvaré cuando me salves.
Aunque tú no lo sepas.
Y yo
sin poder gritártelo al oído.
Porque aún podemos
ser una leyenda,
aún puedo encender
dos lunas en tu espalda
y un sol entre tus piernas.
Ahora,
que aún hay tiempo
de que puedas ver conmigo
qué coño hay al otro lado.

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