Vértigo

en

Vértigo de que un día vengas y me salves. No estoy seguro si me dejaría salvar, porque, en un caso u otro, me seguiría arrepintiendo toda mi vida. Exactamente igual que ahora.

Hasta entonces, hasta que llegues y me pongas en la tesitura de si me salvas o te salvo o me termino de hundir, sigo defendiendo el fuerte. Los malos siguen en sus trece de acabar conmigo. Menos mal que nunca estuve solo.

Sólo me faltas tú. Solo me faltas tú.
(Sigo pensando que ese acento, ahora falta de ortografía, es necesario, aunque sólo sea por la lírica)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.