Estoy viajando

en

Estoy viajando. Como se viaja ahora, que es exactamente igual como se vive: rápido y sin prestar atención.

Recuerdo muchas frases de muchos escritores y filósofos, que dicen que la mejor escuela del mundo es viajar. Quizá lo fue en otro tiempo, pero hoy ya no lo es. Hoy viajar es otro producto de consumo, que nos han convencido para deglutir y presumir de él, sólo por el mero hecho de hacerlo.

Últimamente, viajamos para tener experiencias, ver cosas que podríamos ver en fotos, experimentar nuevas comidas o paisajes, pero siempre conscientes de la seguridad, de la comodidad, de saber que nuestra zona de confort económica, material o incluso espiritual, sigue estando ahí. Vamos a hoteles que son una réplica de nuestra realidad, queremos las mismas comodidades y servicios que tenemos en casa y la final, no asistimos más que a una representación teatral, descafeinada.

Lo que de verdad nos enseña es la vida: cuanto más rica sea ésta, cuantos más amaneceres diferentes veamos y más personas conozcamos, cuanto más experimentemos vitalmente, más ricos seremos. Antes, viajar no era rápido ni cómodo. Viajar implicaba moverse por la cultura y sociedad local, requería un sacrificio y esfuerzo ya no económico o físico que lo era, sino mental: la.zona de confort, los prejuicios y el orgullo debían quedar lejos si se quería sobrevivir. Viajar era vivir. Ahora viajar no es nada, es un paquete de experiencias donde nos atienden como turistas económicos, no como viajeros.

Cualquier viaje no significa nada para el alma, por mucho que nos creamos. Ahora, más que viajar, con lo rápido que corre el mundo, se necesita vivir en otro país, ciudad, sociedad. Para darnos cuenta así de que todo puede ser diferente y seguir funcionando, para aprender que no lo sabemos todo ni somos los que tienen la razón. Viajar ya no cura nada. Vivir lo cura todo.

¿Vivimos? Te espero