Adiós tristeza

en
Adiós tristeza, Rebeca Jiménez
Hoy
me asalta la tristeza
a estas horas de la mañana en que tú, aún duermes,
y yo deambulo por el mundo como un fantasma
al que le falta tu sábana.

Hoy la tristeza
golpea mis murallas
("si en un tiempo fuertes, ya desmoronadas,
de la carrera de la edad cansadas")
y yo me escondo de mi miedo
mientras me enfrento a mi tristeza.

Tristeza cargada de errores,
de no ser nunca yo,
de vivir una vida
vicaria
advenediza
hipócrita,
mientras soñaba contigo.

Tristeza de haber recorrido un largo camino errado,
de haber pagado un precio exagerado
de haberme vendido a la moral,
renunciando a ti por el qué dirán.

Tristeza de haber llegado tan tarde,
tan tarde a ti,
al final de este largo camino errado.

Pero no eres Itaca sino Arcadia:
eres paz y luz y risa y esperanza
y vences a la tristeza en su campo
cuando entras en mi cama, en mi vida, en mi alma.

Llenas mi alma vacía
de paz, luz, risa, esperanza;
abres las ventanas y puertas de mi desvencijada casa
y pones guirnaldas de flores,
poemas,
canciones,
bombones de amor negro y chocolate.

Hoy la tristeza me asalta
pero esta vez te tengo a ti.

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