La antesala del terror

en

Se acercan las fiestas de mi pueblo. Como no conocéis mucho de mi historia, éstas no son fechas nada agradables para mí. Por suerte, mis vacaciones se acaban y el trabajo vendrá a salvarme, con una dosis de esperanza justo en la hora más negra, al comienzo de todo.

Se empieza a terminar un mes muy muy extraño. Un mes al que le he robado la primera y última semana para poder salvarme, un mes en que he pasado la mayor parte del tiempo en una nube; de alguna manera, ha sido el mejor agosto de mi vida, por razones que aún no os puedo contar. Y eso que no todo sale como uno espera.

Pero aquí estoy ahora, sometido a la despiadada diosa Fortuna, que tantas desgracias ha causado a hombres y mujeres. Preparándome para aguantar 48 horas infernales, cuando el corazón me pide coger el coche y conducir 4 horas para alejarme de todo, para acercarme a ti.

Pero es la puta escena de El dorado, cuando la urgencia no me deja despedirme de ti, sabiendo que puedo morir en este intento. Otra vez más. Y no soportaría morir así, con tantas cosas aún por decirte.

Hubo un tiempo en que todos mis días eran así, pero me faltaba tu paz entonces, casi tanto como ahora.

Y me falta una entrada muy tétrica, concebida en Francia, que me taladró la cabeza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.