Pequeños y grandes fracasos

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Hay días, como éste, en los que uno empieza perdido, extraviado. Tanto en lo personal como en lo profesional. Desconcertado. Con una sensación de que algo se escapa, de que la teoría es tan difícil de llevar a la práctica que llevamos 100 años dando tumbos en malas manos.

Perdido y desconcertado sin saber quién eres, cuáles son los errores que me llevan hasta aquí, tan lejos. Cansado de una soledad y de un manual que no reconforta, que a días sobrevives y a días, pocos, vives, siempre con miedo, incertidumbre, inseguridad.

Soledad y responsabilidad y decisiones y sueños que se han quedado, y sigo añorando tu risa, tus caderas y gozo por vivir, necesito mi lobotomía particular para poder ser algo más feliz, para no echarme tanto a la espalda, para no defender a quien ni siquiera quiere ser salvado.

Confundido, perdido, sin saber si esta guerra no es la mía, momentos de falta de fe mezclados con rabia, buscando entre las memorias de quienes han transitados estas veredas para buscar consejo de quien nunca dejó de luchar.

Tan mal estoy que intento imaginarte, imaginarnos, y no me sale nada.

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