Un día largo

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Cansado de tanta mentira de este mundo. De tanto egoísmo, de tanta sinrazón. Cansado de bregar en esta sentina, tratando de mantener la cabeza en alto. Bailando entre el juego y la estrategia, buscando balas y revisando alzas, estudiando el plano que da acceso a tu monte de Venus, más por pundonor que por deseo.

Porque cada vez estoy más desnudo en este desierto en el que no tengo hambre ni sed, en que mis sueños son llegar al día siguiente lo más incólume, lo más entero posible. Miro a los mil metros que hay a continuación de los mil metros que marcaron mi mirada, revisando las 8 virtudes del Bushido, dándome cuenta de que hacer lo correcto, que es lo correcto, cuesta más de lo que mucha gente está dispuesta a pagar. No hablamos de dinero.

No tengo ganas de verte ni de buscarte ni de besarte ni de versarte ni de despertarme contigo. Sólo quiero dormir. Quizá si alguien me cura las heridas de la mente, del alma, de mi cabeza. Que pasee por mi castillo y me dé el beso que me despierte.

Quizá repita mis canciones, pero estoy en bucle.

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