No puedo escribir todo lo que pienso en mi blog. No puedo escribir lo que pienso, casi en ningún sitio, con mi nombre. Causaría demasiado dolor, demasiado revuelo. Arderían incendiadas demasiadas banderas, demasiado sueños. Demasiada gente saldría a la calle pidiendo mi cabeza, y no saldría quien yo quiero a pedir a mi corazón.
Parece que siempre estoy riendo, pero es para ocultar que lloro por dentro. Me da vergüenza que me vean llorar.
Parece mentira, pero sigo necesitando un café y una larga confesión, en una tarde gris y solitaria.
Ah, pero eso es porque solo nos dejan llorar a las mujeres, pareciera que vaciarse por dentro fuera cosa nuestra, tan solo nuestra.
Tardes como las de hoy incitan a dejarse invadir por la confidencia, aunque sea en soledad.