n-9

en
Pero...

Siempre que el mundo me vence,
vuelvo a la terraza de Madrid
donde me esperaste media hora.
Pido cocacola
y miro tus sandalias cantarinas.

Siempre que me pierdo,
siempre que la pena,
la noche,
que el dolor me alcanza,
busco el resplandor de tu risa,
el amor de tu mirada,
y esa manera inefable
con que pintas de acuarelas
las aceras grises.

Siempre que te veo lejos
corro;
siempre que me equivoco
lloro;
siempre que me siento solo
me coges de la mano
sin importar tus dedos rotos,
tus pies cansados,
tu vida a cuestas.

Siempre he pensado
que te debo varios poemas,
un par de canciones,
un libro como dios manda;
todos los conciertos de Madrid
y un par de vidas:
una para vivirla,
y otra
para aprender a vivirla
contigo.
Canción a mi público, Andrés Suárez