«Soy del color de tu porvenir, me dijo el hombre del traje gris»
Esta frase, de una canción de Sabina, ha venido machacándome media tarde, dando vueltas en la cabeza. Siempre creí ser ese niño que odiaba los espejos, que soñaba con volar y viajar y dejar a todos boquiabiertos con juegos de prestidigitación. Ha llovido mucho desde entonces.
Ha llovido en soledad y en buena compañía, ha llovido café en el campo, lágrimas, y ha llovido sobre mojado, pero nunca dejé de soñar. Incluso ahora, un señor serio, mayor y responsable al que demasiada gente hace demasiado caso, en este bruñido palacio en el que me han encumbrado, oculto a todos los adultos que aún sigo soñando.
Sigo soñando. Y no pienso dejar de hacerlo. Porque mis sueños, se cumplieran o no, me trajeron hasta aquí, a esta Ítaca. Y, como sabéis, lo que importa es el viaje.
Hermoso texto….¡Gracias!