


Y aquí terminó pasando todo, en un lugar donde mi padre me contaba que había caseta, y una fuente y una balsa, donde el tío Cañote venía a trabajar. Y no la encontré, y luego te perdí.
Ahora estoy en el silencio, esperando una tormenta que no llega, buscando un poco, sólo un poco de paz. Sólo suenan aviones lejanos, con gente que va de A a B. Y las chicharras que ponen banda sonora a la canícula.
Han llegado noticias del frente esta mañana. Mercenarios, aliados de fortuna que han detenido la hemorragia, han tapado la brecha. Y ahora entran las dudas, el dolor, la pena. Los recuerdos a la carrera, las infinitas dudas, los aciertos, los errores… Tanto, tanto esfuerzo, ilusión, amor…
Y el principito no sale en la foto. Quizá porque ahí es donde cayó, fulminado por la serpiente, viajando solo a su planeta.