Me acaban de definir, desde lo desconocido, como un ser atormentado. Y debo de serlo, sí. Soy una persona atormentada.
Soy a quien le gustaban los conciertos de cantautores, me gustaba la poesía, las puestas de sol y los sueños.
Ahora sigo siendo el mismo, pero estoy lleno de agujeros. Unos cuantos más que antes. Simplemente creí que podía seguir siendo yo, podía decir lo que pensaba y sentía, podía volver a vivir.
Ahora vuelvo a ser el que era, añorando poesía, música, letras, manta y sofá.
Sí, atormentado y derrotado, pero voy a ser yo, sin depender de nada ni de nadie. Voy a ser yo. No voy a caer en la trampa de querer reconocimiento de nadie a cualquier precio. Valgo más de lo que creo, nunca estuve del todo equivocado.
Y, por cierto, se me ha perdido un poema que tenía colgado entre mis labios, añorando los tuyos. Sólo sé que sabía cómo empezaba, y era bonito. Pero el balazo lo ha borrado de mi memoria.
Si es para ti, volverá, sin duda.
EL perdedor, Santero y los muchachos