n-10

en
Elegía

I

Siempre soñé contigo.
Cuando el mundo se hundía,
era tu mano la que cogía;
cuando la noche caía
me abrazaba a tu sombra cálida.

Siempre fuiste tú,
aun sin conocerte,
aún sin conocerte.

Siempre soñé contigo.

II

Me creí invencible,
desdeñé al corazón y a las tinieblas,
desprecié el calor de tu lumbre.
Pensé,
necio, estúpido,
que el mundo estaba a mi servicio,
que los corazones
eran fichas de casino,
que los besos, ataduras.
Cretino, mentecato,
adalid de la estulticia,
corazón negro de heraldo negro,
bárbaro que toda hierba asola:
maquillé tu cadáver
con pinturas de guerra.

III

Fue un sol marchito el que rompió aquel día.

caminabas a mi lado,
no sé si el bueno de Sancho
o el gentil Quijano.
Yo,
espectro en vida,
alejaba las moscas de mi podredumbre,
desfilaba ante un gentío despiadado.
Vergüenza.
Baldón.
Oprobio.
Desconsuelo miserable de asesino.

caminabas a mi lado.

IV


siempre
caminaste a mi lado.
Yo
me dejé morir a tu orilla
una mañana de otoño
en una playa de arena negra
que brillaba al sol,
al abrigo de tu risa.
Txetxu Altube, Compás de espera