Conozco a una mujer llena de vida, que a veces se apaga entre mis labios. En realidad estaría mejor decir que la apago, no sé si por el témpano que vive dentro de mí, o porque ella es de Venus y yo me he llevado su queso. Así que en días como hoy, en que lanzo por la borda mis recuerdos, no queda sino batirse en una guerra que no se acaba. Porque, si la conocierais, (puede ser que la conozcas) darías gracias a la vida por tenerla: yo lo hago todos los días, aunque nadie lo sepa. Será, seguro, que estoy mal hecho, que estoy roto de serie, que mi corazón necesita gafas de miopía de manera urgente, o que tampoco soy de este mundo: les dirás que vengo de un mundo raro donde nada fue nunca como debió ser. Por eso hoy, ahora, pido perdón. Saco mis cartas del Uno y le pido una partida. Escribo poemas, le mando música, me reviso todo el sistema para ver mis fallos. Será que no me entiendo, será que dejo de ser yo, quizá es que soy yo, quizá es que leo mal el mundo y luego digo que me engaña. El caso es que, a veces, no sé qué pasa. Soy un lerdo, un tolay, un kamikaze cargado de kripronita, un mal poeta al que le gustan las k, un ser nacido en mal tiempo y peor lugar, un enamorado que besa a balazos. Pero no quiero que se vaya. Nunca. No quiero que nada le duela. Nunca. Quiero que sea feliz. Siempre. Y todos los días emprendo las más erróneas acciones para lograrlo. Siempre abocado a la ignorancia de las señales que dejaron sus pasos en el cielo, que, de vez en cuando, se borran con las señales de los pájaros que cruzan el cielo hacia su boca, el infierno hacia su pena. Pido perdón. En nombre de los hombres que luchan, en nombre de los ciegos del país de los tuertos, en nombre de mis errores, y en el mío propio. Pido perdón por aquel que, aun sabiendo que perdió la esperanza en un pozo, la busca sin cesar allí donde la luz permite soñar con ella. Pido perdón y pido paz esperanza palabras tiempo fuego casas negras y dibujar la risa antes de que la noche caiga. Y cuando caiga la noche, partiré con toda la guerra que cabe en mis cuarteles, que es mucha y poderosa, a poner sitio a su corazón y volver a pedir perdón.
Un comentario
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Me hiciste sonreír con el alma…noto que cuando te leo, se desaparece todo a mi alrededor y eso me encanta! Gracias…un abrazo fuerte, muy muy fuerte.