Aunque nunca puede acabar lo que no empezó
siento que todo esto acabe así,
tú tan de vivir tu vida
y yo tan de querer vivirte.
Pero ahora ya no te busco
porque debo defender Moscú
del gélido frío del verano,
y tú…
nunca me buscaste
ni esperaste
ni me viste.
Nunca.
Y a pesar de todas las señales,
advertencias,
consejos
y arañazos,
a pesar de las noches que te soñé
hasta que concilié el sueño,
nunca admití que no valías la pena.
Ahora el ruido de sables me desorienta,
ahora cavo trincheras
y guardo cartas de amor en mi cartera
para las largas noches de asedio.
Aunque
ninguna de esas cartas
sea nunca tuya.
Un comentario
Los comentarios están cerrados.
Guau ……me has dejado sin palabras…………paso a hurtadillas……………….
Buenas noches.