Este mes no llego a fin de mes, económicamente. EN lo profesional, un arranque duro, después de esta hipoteca de vacaciones de Navidad que he tenido, y en lo personal seguimos haciéndole compañía al Titanic, oxidándonos poco a poco.
Huyendo del frío, busqué en las rebajas de enero. Nada más que alegar, señoría.
Pagas extras que no son ya sombras, sino animas en pena que habitan el averno o espectros que huyeron de magras cartillas de ahorro, travestidas de números rojos y tocadas con tristes gorritos de charo que remedan débiles paraguas contra la lluvia de piedras.
Pd.
Yo voy de rebajas para comprar libros, a veces los encuentro, vetustos, pero me sonríen, un euro, dos noventa…