Consejo de Sabios

Fue un destino nefasto el que la llevó a él. Pues es una doncella hermosa, la dama más hermosa de una estirpe de reinas. Y sin embargo, no encuentro palabras para hablar de ella.

Cuando la vi por primera vez y adiviné su profunda tristeza, me pareció estar contemplando una flor blanca, orgullosa y enhiesta, delicada como un lirio; y sin embargo supe que era inflexible, como forjada en duro acero en las fraguas de los elfos. ¿O acaso una escarcha le había helado ya la savia, y por eso era así, dulce y amarga a la vez, hermosa aún pero ya herida, destinada a caer y a morir? El mal empezó mucho antes de este día.

El Retorno del Rey, J.R.R Tolkien

Poco se ha hablado aquí del Consejo de Sabios del Reino de Portapán, donde Sonriza entró a una tierna edad (ahora ya no es tan tierna 🙂 ). En este Consejo hizo Sonriza grandes descubrimientos y aportaciones al mundo. Fue, de alguna manera, su cable a tierra.

Cada reino de estas tierras suele tener su propio Consejo de Sabios, lugares donde se cuida el conocimiento. Allí acuden las mejores mentes, y a veces incluso las mejores personas, del Reino e incluso de otros reinos y tierras. A veces son buenas mentes y malas personas, y a veces se cuela alguna persona normal entre tanto genio, y se dedica a escribir cuentos y cosas sin importancia.

Sonriza encontró en las estancias y corredores de aquellos venerables edificios amistad, consuelo, a veces dolor intenso, e hizo amigos y, sobre todo, amigas que le apoyaron cuando los cuentos se ponen interesantes y todo empieza a ir de mal en peor y a la protagonista le crecen los enanos y todo parece que se vaya a la mierda y sigues las instrucciones de Vizzini para casos como éste.

Allí se hizo grande, muy grande. Incluso cruzó en caravana el desierto del Gobi para llegar a Oriente, donde es admirada y reconocida por los grandes sabios que habitan en aquellas lejanas tierras de tan sonoras reminiscencias.

Dice un TU que la conoció, y que pese a ser TU tiene buena reputación, que Sonriza era la persona más inteligente y trabajadora que había conocido, y que su fama y éxitos fueron fruto de su trabajo y de su capacidad, y que aún le queda mucha historia que escribir en ese Consejo de Sabios. Que trabajó más todavía si cabe por los tristes avatares que le acaecieron, que huía muchas veces de sí misma y de sus miedos y se refugiaba en el Consejo a trabajar, como un refugio para no morir, como un escape donde esperar la felicidad.

¿Continuamos con la historia de Sonriza?