Sin un ápice de esperanza

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Quizá fue porque ayer te vi. Porque por primera vez en mucho ansié estar a tu lado, dormirme con la esencia de tu cabello, tu cálido cuerpo y el aroma de tu piel. Refugiarme en tu cama mientras el mundo me apedrea y me apalea, pero todo suena lejano, como el mañana.

Que te echo de menos, justo desde el día que me di cuenta de que nunca serás mía.

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