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Como todos los lunes de mi vida, como todos los días de mi vida, estoy agotado y de mala leche. Falta de madurez, supongo. No saber olvidarme de los problemas y llevarlos siempre en la hormigonera, macerándolos a fuego lento y doloroso, junto con esos miles de sueños incumplidos para siempre.

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