Perdido

en

¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

Todo sigue igual de mal, igual de peor. Cada vez son más las preguntas, más duras y peligrosas. Los recuerdos ya no me atormentan, necesitaba un vals para olvidarte, me pregunto cómo llegué a perderme tanto en tan poco tiempo; cómo me equivoqué. Realmente ella no valía la pena, nunca lo valió. Simplemente fue un sueño, cerillas en un apagón.

Y, ¿ahora? Nada. Resignación, oficio y una búsqueda nueva, incierta; almas perdidas a la deriva, sin rumbo, esperando hundirse sin ruido, sin pena sin gloria, en un suspiro. Anhelando sólo paz, oscuridad, compañía y ternura: algo que ya tengo y soy incapaz de ver. Mi corazón es una zona cero de dolor e indiferencia. Da mucha lastima recordar lo que fue, lo que pudo haber sido.

Nessun dorma, nessun dorma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.