noname.c

en

Con esta inefable tristeza, casi melancolía, que a días uno lleva mejor y a días peor. Con la certeza de haberse equivocado una y mil veces, con la desesperanza de no encontrar camino de regreso, de no encontrar un resquicio donde asegurar los dedos y evitar la caída al abismo insondable, rodeado de relojes y espátulas enmohecidas. Arrinconado en la trinchera, aguantando uno tras otro los envites sin inmutarse, sin compasión, desahuciado. Esperando encontrar un rastro de migas de pan, cuatro sueños, o simplemente la oscuridad que todo lo esconde.

Si tan sólo, si pudiera, de haberlo sabido…


Antes de marchar, Rebeca Jiménez

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.