2 kilómetros de paciencia

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El lunes llené el depósito de gasoil. Hoy, miércoles noche, llevo ya recorridos desde entonces 360 km, y empiezo a asustarme. Demasiado tiempo perdido en la carretera, la tarea de ablandar el ladrillo todos los días…

Suelo medir muchas cosas en canciones: una ducha, entre una y dos canciones; un kilómetro corriendo, una canción; en dos canciones llego a casa; bajar al curro, diez u once canciones (voy tranquilito). Un «disco perfecto» es aquel que empieza al salir de casa y termina justo cuando entro al trabajo. Soy cuadriculado, tardo lo mismo todos los días, el único «disco perfecto» que he encontrado es Delantera Mítica, de Quique González. El último disco de Marwan, El viejo boxeador, se ha quedado a nada de ser un «disco perfecto».

Me vuelve loco la música, sobre todo los cantautores y los cantantes en acústico. Voy a conciertos, participo en discos, pago conciertos virtuales y compro sus discos y sus libros. Imagino la vida que no tengo con esa banda sonora, recorro las calles de Madrid de tu mano mientras suenan Andrés Suárez y Funambulista cantando «Ya verás», mientras sé que esa noche dormiré contigo, oleré tu pelo, acariciaré tu espalda, veré tu ropa en el suelo de mi habitación, no dolerá el mañana ni el ayer.

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